¿Cómo educar al futuro genio? El niño con el vector auditivo

[Дарья]

¿Cómo educar al futuro genio? El niño con el vector auditivo.

Se trata de genios de todos los tiempos y naciones, desde los fundadores de las religiones mundiales más antiguas hasta las más destacadas mentes de la humanidad de nuestros días, incluyendo a los grandes filósofos, científicos, músicos, poetas, escritores, matemáticos, físicos, etc. Todas estas personas tenían el vector auditivo, bien desarrollado y realizado. Para saber cómo educarlos, puede echar una mirada a este artículo.

Durante la infancia, el niño con el vector auditivo puede expresarse de diferentes formas. Puede ser callado y buscar el silencio, estar inmerso en sí mismo y comenzar a hablar tarde o, por el contrario, puede comenzar a hablar antes que otros niños, aprendiendo nuevas palabras con rapidez. Desde la tierna infancia, estos niños comienzan a hacer preguntas sobre el sentido de la vida y el Universo: “¿Para qué vivimos? ¿Qué había cuando no existían humanos ?”, etc. En general, pensar es su pasatiempo favorito desde la infancia. A menudo, el niño auditivo tiene mirada de un adulto. Al crecer, ese niño puede adquirir arrogancia, dado que él no encuentra “a los que le puedan igualar en su capacidad mental” entre sus compañeros y le parece que es el más inteligente de todos.

El niño auditivo es pensativo y “autosuficiente”. Él no exige mucha atención, puede jugar en soledad durante un largo tiempo, cansándose rápidamente de los juegos ruidosos. Este pequeño puede esconderse en un armario, en una bodega o sótano oscuro y estar allí en silencio, hasta quedarse dormido, mientras lo buscan. No obstante, él no se esconde para que lo busquen, sino para estar en silencio. En caso de presencia del vector visual, junto con el vector auditivo, el niño puede tener miedo a la oscuridad.

Resulta difícil acostar a un niño auditivo, como también despertarlo por la mañana; son el tipo de personas que se denominan “búho”. Les cuesta levantarse para ir al jardín de infancia o a la escuela; durante las clases de la mañana, él se queda dormido o se comporta como un sonámbulo. “¿Qué? ¿Me está hablando a mí?”, es su reacción típica ante la pregunta del maestro. Pero él no es lento para pensar, como lo puede concluir el maestro. Simplemente, un niño auditivo necesita tiempo para “salir” de sí mismo y volver al mundo exterior para responder a sus preguntas “tontas” e “insignificantes”.

Durante el recreo, todos los niños corren y juegan, excepto al niño auditivo. Él parece ser raro y poco sociable, en comparación a sus compañeros animados y ruidosos. No obstante, tal aislamiento puede que no sea tan evidente, en el caso de presencia de otros vectores “superiores” (visual, oral u olfativo) junto con el vector auditivo.

Los niños auditivos leen mucho. Los hombres en la infancia leen ciencia-ficción, mientras que las mujeres a menudo se aficionan más por la poesía. Pero también puede ocurrir lo opuesto. Les gustan los diferentes tipos de música, a menudo tienen un oído musical sensible.

A los niños auditivos les apasiona la luna y las estrellas y puede que se interés en por la astronomía. Les llaman la atención las utopías sociales y las ideas de transformación social. Pasan tiempo en Internet, sobre todo durante las horas nocturnas. Desde una temprana edad, los niños auditivos se sienten en Internet como en casa. A menudo, el pequeño ayuda a su mamá instalar diferentes programas en el ordenador. Algunos de ellos en el futuro se hacen programadores.

¿Lo detallado arriba describe a su hijo/a? En este caso, usted tiene una gran responsabilidad en su educación y en su desarrollo. ¡Su hijo tiene un enorme potencial! Entonces, ¿cómo educar al niño con el vector auditivo?

En primer lugar, trate de no causarle daño. De vez en cuando, el niño auditivo tiene una necesidad de estar solo, en un estado de concentración intelectual y de inmersión interna (ensimismado, por así decirlo). Respeten esta necesidad, que es vitalmente importante para él. Recuerdan que por ningún motivo hay que sacarlo de este estado con sonidos altos, gritos, ni ruidos. No lo distraigan cada cinco minutos con sus preguntas, encargos e instrucciones.

Al mismo tiempo, es importante no permitir al niño encerrarse en sí mismo. Suave y discretamente, enséñele a establecer un contacto con el mundo exterior, ya que justamente los auditivos tienen más problemas en la comunicación con los demás, llegando hasta el extremo del autismo.

¡El grito está contraindicado! En ningún caso se debe elevar la voz al niño con el vector auditivo, irritarlo con ruidoso gritar en su presencia. Incluso, es recomendable hacerle una habitación insonorizada, en la medida de lo posible. Asimismo, se debe evitar los sonidos de puertas chirriantes, de los electrodomésticos y otros sonidos domésticos a su alrededor.

Para un auditivo, lo más terrible que se pueda imaginar son los gritos. Durante el estrés creado por sonidos desagradables y ruidos, se le perturban las conexiones neuronales responsables del aprendizaje. Se trata de una defensa natural contra la constante presión por el grito o ruido. El niño simplemente deja de distinguir o percibir estos sonidos. Como resultado, deja de percibir información a través del sentido del oído y se sumerge dentro de sí mismo por completo, lo que puede causar trastornos mentales, incluida la esquizofrenia y el autismo.

Además, las emociones y comentarios negativos dirigidos hacia él influyen en su salud mental de una manera destructiva, igualmente como los gritos y escándalos. Algunas palabras, dichas incluso en voz baja, pueden dejarlo “herido” para siempre. “¡Idiota, estúpido!” le dice su madre, irritada por el ensimismamiento del niño. Ella no es consciente en este momento que lo daña para toda la vida.

Los auditivos no nacen autistas ni esquizofrénicos; ellos se convierten en tales gracias a los “esfuerzos” y la incomprensión por parte de los padres y educadores.

A menudo, los educadores y padres están preocupados por el desarrollo normal del niño auditivo, comparándolo con los otros niños. No obstante, ellos desconocen las particularidades del carácter de un niño auditivo. Por ejemplo, una maestra de educación básica observa a un niño sentado silenciosamente en una esquina durante el recreo, mientras que los otros niños corren y hacen ruido. Esto le parece extraño y ella saca la conclusión que el niño, probablemente, tiene un retraso en su desarrollo intelectual. Durante la clase, cuando la maestra hace una pregunta, ella no sospecha que el auditivo es el primero en encontrar la respuesta. La demora en su respuesta se debe exclusivamente al hecho de que él requiere tiempo para salir de su “ensimismamiento” para contestarle.

Mientras el auditivo crece puede perder la espontaneidad infantil, potenciando aún más la inclinación a la soledad. Durante la pubertad, el auditivo puede comenzar con una depresión “infundada”. Esta última es una muy mala señal y puede llevarlo al suicidio posteriormente.

El niño auditivo es muy sensible a las palabras, al sonido y sentido de las mismas. Cualquier error puede ser fatal porque la mentalidad del pequeño niño auditivo es delicada y frágil. En vez de un físico teorético, astrónomo, lingüista, poeta, filósofo o músico, se puede criar a un autista, drogadicto, fanático o esquizofrénico. Es muy fácil hacerlo, solamente algunos pasos erróneos en la educación de estos niños separan la cima del éxito profesional y social, del precipicio del “sinsentido de la vida”, depresión, autismo y suicidio. En la educación de un niño auditivo cada detalle es importante; se requiere la comprensión exacta de las relaciones entre la causa y el efecto en sus reacciones al entorno y su comportamiento.

Es importante entender que el niño auditivo tiene también al menos un vector “inferior” (dermal, muscular, anal o uretral) y puede tener otros vectores “superiores” (visual, oral u olfativo). Para lograr un desarrollo íntegro de un niño, se requiere considerar todos los vectores presentes, normalmente son de 3 a 4 en promedio en una persona moderna. La psicología sistémico-vectorial les puede proporcionar tales conocimientos.

Artículo está basado en los materiales de los talleres en psicología sistémico-vectorial de Yuri Burlán.